martes, 23 de abril de 2013

La Romería del ayer, La Virgen de los Arrieros




El 30 de agosto de 1942 tiene lugar un acontecimiento que marca un hito, y que ha quedado escrito con mayúscula en la historia de nuestro pueblo; nos referimos a la tan recordada Romería de la Virgen de los Remedios. Para que este evento pudiera celebrarse se contaba con el antecedente de la tradicional devoción hacia esa Virgen, conocida popularmente como la Virgen de los Arrieros debido a que este gremio-bastante numeroso en pasadas épocas- le dedicaba un especial fervor que se traducía en una cofradía que en tiempos más antiguos salia en procesión con el esfuerzo de todo ese colectivo de la arriería. la imagen se hallaba ubicada en la capilla de San Juan de Letrán y fue destruida en los sucesos del verano de 1936.

La idea de recuperar esta devoción y organizar una romería tuvo su origen en un grupo de contertulios que habitualmente se reunían en el bar de la Peña o Montero, situada en el número 2 de la calle Larga. (...)
Al entonces párroco don Francisco Balaguer Márquez le parció bien la idea y de inmediato se puso manos a la obra siendo la primera medida de encargo de una nueva imagen al famoso escultor Castillo Lastrucci.

Una vez llegada, la obra artística fue entronizada en la ermita de San Albino por hallarse su antiguo asentamiento en estado ruinoso y por tanto cerrado al culto. Las hermanas Pura y Concha -"las de los Canos"-, que habían sido tradicionales camareras de la antigua
imagen, se encargaron nuevamente de estos menesteres con revado interés. La comisión Organizadora nunca descartó la utópica idea de edificarle una ermita en el Monte para sede definitiva de la esta Virgen.

Por medio de Antonio Torres Palma se consiguió del torero Gitanillo de Triana un capote verde-manzana del que se confeccionó una saya para la Virgen. Para recaudar fondos se organizaron además rifas y otras actuaciones, aparte de los numerosos donativos obtenidos de todos los estamentos de la
localidad. Hay que felicitar a la Comisión Organizadora que, partiendo de la nada, realizó una gigantesca y fecunda labor hasta dar cima al objetivo deseado y conseguir la celebración de la Romería. Puede decirse también que todo el pueblo participó en esta demostración nunca vista, que rebasó ampliamente cuanto pudieron pensar los mismos organizadores.

Y llegó por fin el día. Al alba del 30 de agosto Paradas presentaba un aspecto festivo con cientos de carros y carretas alineados desde la calle Olivares hasta el final de la calle Cañuelo, todos ellos
engalanados y repletos de jóvenes -ellas, con trajes de gitana; ellos, con la estampa de la Virgen en el Sombrero- rompiendo el aire con sus risas y cantos populares. El despunte del sol fue la señal para que la Virgen -entre el retumbar de cohetes y el toque de campanas- saliese de la ermita de San Albino, trasportada en andas por los hermanos y preciada por el Mayordonmo, Manuel Cansino Montero. Tras el breve recorrido por la rampa de bajada, fue colocada en una carreta exornada y tarada por bueyes, ante un respetuoso silencio, roto por un acertado y ronco grito que lanzó José Manuel "el Molletero": "¡Viva la Virgen de los Remedios!", que fue coreado por la enorme consurrencia. en este primer año la Virgen iba descubierta (...); a partir de 1943, se añadiria un palio.



Una vez en marcha la carreta de la Virgen en dirección a Monte Palacio, fue seguida de una comitiva compuesta por carretas de bueyes, carros de mulos y voluetes con burro, por este orden, ademas de cientos de caballistas con sus parejas a la grupa, todos ellos perfectamente alineados y flanqueados por las fuerzas de orden publico, componiendo un espectáculo vistoso y colorista. En El Calvario esperaban una serie de carretas de Arahal para unirse a la comitiva y lo mismo ocurria en el cruce de Monte Palacio con gente procedente de Morón, Marchena y La Puebla de Cazalla. (...)

Llegando el cortejo al lugar prefijado, Casas Viejas -precioso entorno de aire salvaje con extenso arbolado de encinas- la Virgen fue colocada en un gran sombrajo engalanado, previamente constuido por los gañanes que habían mandado las familias más acomodadas, a cuyo cuidado se hallaba Manolito Cipriano, bien surtido de velas y estampas de la imagen, que ofrecia a cambio de donativos.


Los numerosos vehiculos acompañantes acamparon alrededor del rústico altar de la Virgen, entre pinos y encinas, en medio de un jolgorio de bailes, castañuelas y alegría general. Se instalaron chozas-tabernas -donde se consumía vino de don Paco Herrera-, puestos de jeringos, sandías y melones, e incluso para goce de los
pequeños hubo unas cunitas -o subi-baja- como en las ferias. No faltó naturalmente el típico tamborilero. Ya avanzada la tarde, se
rezó el Santo Rosario en honor de Nuestra Señora, presidido por el párroco. Finalmente, se organizó el retorno poniéndose punto final a una jornada ciertamente inolvidable y de feliz recordatorio en los anales de nuestro pueblo.

En los siguientes cinco años -de 1943 a 1947- se reptío en parecidos términos esta Romería, que con solo seis celebraciones ha quedado grabada en los corazones de todos los paraeños que la vivieron.

 En la II Romería (1943), hay que lamentar un desgraciado accidente en el que muere un niño de diez u once años. El hecho ocurrió en plena carretera muy cerca de Monte Palacio durante el
trayecto de ida. El niño se subió imprudentemente a la trasera de un faetón de la comitiva y, yendo los vehículos tan cercanos unos de otros, al automovil que marchaba detrás se le fue el freno y aplastó al infortunado niño, poniendo un punto de tristeza en un día de tanto júbilo para todos.

El 7 de agosto de 1945 se celebra en terrenos de El Patronal un festivval taurino para recaudar fondos para la Romería. (...)

La de 1946 carece ya de entusiasmo y esplendor de celebraciones anteriores, confirmando su decadencia.

En 1947, la celebración de la VI Romería de la Virgen de los Remedios dista mucho de contar con la masiva participación que caracterizó la de años anteriores, notándose cierto cansancio popular que pone unas nubes en el futuro de la Romería. Algunos carros y carretas regresan antes de tiempo y se nota un pesimismo general sobre su continuidad.


Ante este estado de cosas, el nuevo párroco que había tomado posesión ese mismo año, don Julio Martínez Bernal, anunció públicamente su oposición a la Romería de Paradas. En efecto, este será el último año de un acontecimiento que arrancó en medio de un clamor general y que ha dejado un imborrable recuerdo en la memoria de todos aquellos que lo contemplaron o o participaron en él.

La imagen de la Virgen de los Remedios -o de los Arrieros- quedó cada vez más olvidada en su ermita que amenazaba nuevamente ruina; por ello, años más tarde se trasladó en precesión al templo parroquial, donde se colocó en el retablo más bello de la iglesia de San Eutropio. (...)


Ha pasado más de medio siglo desde que se extinguiera la Romería y gracias al Grupo de Formación de Ntra. Sra. de los Remedios y esperemos que futura Hermandad de Gloria, han recuperado una Romería con matices parecidos y enclave diferente, pero con una misma y mariana devoción a la Virgen de los Arrieros.

¡Viva la Virgen de los Remedios!, ¡Viva la Patrona de los Arrieros!,...

Fuente: Libro "Paradas, una visión del ayer"
Jerónimo Trigueros Barrera

Paradas Cofrade

1 comentario:

  1. ¡Que pena del niño que falleció!

    De eso no se habló más.

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